jueves, 1 de octubre de 2015

Chilakillers: comer o morir

Una de las muchas cosas que me maravilla de los mexicanos es su gusto por las charlas de comida, no "charlas gastronómicas" que supondría un punto "snob" o "mamón", que dirían ellos.  Las charlas por la comida mundana y de calle. En cualquier momento, puedes usar la carta de la comida y dar vidilla a una conversación. Cuando subo a un taxi me gusta preguntarle al conductor por "su platillo favorito" y lugares donde probarlo. Inmediatamente una enumeración de restaurantes y variantes de dicho platillo se recitarán como un benjamín con anhelos futbolísticos recitaría la alineación de su equipo favorito.


Conversaciones puras, sin el objetivo de impresionar por haber visitado tal o cual restaurante. Podéis estar seguros que estos conversadores nunca han hecho un check in en Pujol ni saben que es un "foodie". Son tan apasionados de la comida como cualquier blogger pero nunca dieron el salto digital.

Un plato insignia de la cocina mexicana que esta presente en muchos conversaciones y en cualquier desayuno que se precie son los chilaquiles: triángulos de tortilla fritos, cubiertos por una deliciosa salsa verde o roja (yo me suelo decantar por la verde), se elige su acompañante que normalmente varía entre pechuga, huevos estrellados (fritos) o bistek y para coronar esta pesadilla dietética se añade queso rallado y en ocasiones cebolla.

Y como buen plato mítico, los chilaquiles tiene su propio rosario de templos imperdibles pasando por la mítica "Esquina de los Chilaquiles" a los más fresas de "El Cardenal". Aunque soy amante de la esquina por su encanto callejero y reconozco el sazón de El Cardenal, mis favoritos son los del Restaurante Chilakillers por sabor, servicio y estética y es que esa mezcla mexicana entre pop y kitsch me conquistó desde el primer día.

Chilaquiles "kitsch" con pechuga y salsa verde

Los Chilakillers (Av. Revolución 23, Tacubaya) cuenta con una de las mejores selecciones musicales del DF, canciones rock que son perfectas con el estilo del local con un volumen adecuado. Bien harían los tops de Polanco en tomar nota... y es que si vas a amenizar con lo primero que encuentren es mejor apagar el hilo musical.

Chilaquiles con bistek
En los Chilakillers, el plato insignia de la casa se presenta en medidas pantagruélicas, bien hará el novato en pedir media ración, y con los chilaquiles en su punto de remojo, los huevos estrellados sin la yema coagulada para que aporte melosidad a la mezcla y la salsa con un sazón increíble. El conjunto es delicioso.

En lo negativo quedaría la ruidosa y contaminada avenida revolución que no aporta precisamente tranquilidad y aire fresco, sin embargo es un obstáculo que no intimida a los amantes de los chilaquiles.

Ya sabéis, la próxima vez que subáis a un taxi y aparezcan los chilaquiles en una conversación decidle al conductor que ponga rumbo a Tacubaya, rumbo a los Chilakillers.

Para los que le ponen pan a todo... torta de chilaquiles y bistek. Imbatible!!!

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